lunes, 20 de julio de 2020

Tabaco y Enfermedad por COVID19



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Dra. Paola Salas Rivas
Epidemióloga
Departamento de Enfermería,

Facultad de Ciencias, ULS


Hasta el momento, la evidencia científica es insuficiente en demostrar la relación entre el hábito de fumar y la mayor incidencia de infección por el virus SARS-COV-2, causante de la enfermedad por coronavirus.

Lo que está claramente descrito es que es probable que los fumadores de tabaco (cigarrillos, pipas de agua, bidis, cigarros y productos de tabaco calentado) sean más vulnerables a la COVID-19 y a su contagio, ya que el acto de fumar supone arrimar los dedos (y los cigarrillos, que pueden estar contaminados) a los labios, lo que aumenta la posibilidad de transmisión del virus de la mano a la boca.

También se describe ampliamente en la literatura que existiría una mayor probabilidad de desarrollar síntomas más graves si se contagia una persona que consume tabaco.  Lo anterior se basa en que el fumar cualquier tipo de tabaco reduce la capacidad pulmonar, conlleva un mayor riesgo de sufrir afecciones pulmonares graves y puede aumentar la gravedad de las enfermedades respiratorias.

La COVID-19 es una enfermedad infecciosa que ataca principalmente a los pulmones. El tabaquismo deteriora la función pulmonar, lo que dificulta que el cuerpo luche contra los coronavirus y otras afecciones respiratorias.  Por lo tanto, la evidencia científica disponible hasta la fecha parece indicar que los fumadores tienen un mayor riesgo de desarrollar síntomas graves y de fallecer a causa de la COVID-19. 

Lo que se sabe es que se producen más muertes por COVID-19 entre las personas con enfermedades preexistentes, incluyendo enfermedades no transmisibles (ENT) como las cardiovasculares y las respiratorias crónicas, el cáncer y la diabetes. El consumo de tabaco es el principal factor de riesgo común vinculado a todas estas enfermedades. 

A medida que va avanzando el conocimiento sobre la COVID-19, las escasas pruebas de que disponemos muestran que fumar empeora las consecuencias para los pacientes con COVID-19.

En estudios llevados a cabo al inicio de la pandemia se identificó al consumo de tabaco como el factor de riesgo de mayor peso (27.3% vs 3.0%; OR 14,2 IC 1,57-24 p=0,018) además de la edad, insuficiencia respiratoria, hipertermia severa y elevación de la proteína C reactiva y niveles de bajo nivel de albúmina. También se ha descrito que el ingreso a Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), necesidad de ventilación mecánica o muerte) la condición de ser un fumador actual se asoció con síntomas severos y mostró resultados estadísticamente significativos (16.9% vs 11,8%) y con peor desenlace (25,8% vs 11,8%). La condición de exfumador evidenció también diferencias, pero de menor magnitud (5.2% vs 1,3% y 7,6% vs 1,6%, respectivamente).

¿Afecta el humo de tabaco a los no fumadores? En el humo de tabaco hay unos 4000 productos químicos conocidos de los cuales se sabe que, como mínimo, 250 son nocivos, y más de 50 cancerígenos para el ser humano.

El humo de tabaco en espacios cerrados es inhalado por todos; por lo tanto, tanto fumadores como no fumadores quedan expuestos a sus efectos nocivos. Ni la ventilación ni la filtración, ni siquiera ambas combinadas, pueden reducir la exposición al humo de tabaco en espacios interiores a niveles que se consideren aceptables. Los entornos totalmente exentos de humo de tabaco ofrecen la única protección eficaz. Contrariamente a la creencia común, tanto fumadores como no fumadores están de acuerdo en que haya entornos sin humo de tabaco.

La OMS en estos momentos recomienda dejar de fumarya que existe evidencia que a los 20 minutos de dejar de fumar se reducen la tensión arterial y la frecuencia cardíaca elevadas. A las 12 horas, el nivel de monóxido de carbono en el torrente sanguíneo vuelve a la normalidad. A las 2-12 semanas, mejoran la circulación y la función pulmonar. A los 1-9 meses se reducen la tos y la disnea.

Además, abandonar el hábito le ayudará a proteger a sus seres queridos, en particular a los niños, de la exposición al humo ambiental.

Recomendaciones:

1. Se debería advertir a los trabajadores en general sobre el mayor riesgo de infectarse con SARS-Cov-2 que conlleva fumar en tiempos de la pandemia COVID-19 (por las manos cerca de la boca y la cara).

2. Advertir a las personas fumadoras que tienen un mayor riesgo, no sólo de contraer COVID-19 sino de tener un mal pronóstico en caso de contraer la enfermedad, y mayor riesgo de ingreso a UCI.

3. Enfatizar la importancia de dejar de fumar y promover acompañar a los fumadores en ese objetivo.

4. Enfatizar, en tiempos de cuarentenas y aislamientos, la importancia de mantener todos los ambientes, públicos y privados, 100% libres de humo de tabaco.

6. De continuar con el hábito de fumar, se debe prohibir el intercambio de cigarrillos entre compañeros.

7. Mantener la distancia física de más de 2 metros o propiciar fumar de manera individual en espacios abiertos.

REFERENCIAS:

1.     Guan W, Ni Z, Hu Y, et al. Clinical characteristics of coronavirus disease 2019 in China. N Engl J Med 2020.
2.     Liu W, Tao Z-W, Lei W, et al. Analysis of factors associated with disease outcomes in hospitalized patients with 2019 novel
3.     coronavirus disease. Chin Med J (Engl) 2020.
4.     Vardavas CI, Nikitara K. COVID-19 and smoking: A systematic review of the evidence. Tob Induc Dis 2020; 18.
5.     World Health Organization. Q&A on smoking and COVID-19. 2020. https://www.who.int/es/news-room/detail/11-05-2020-who-statement-tobacco-use-and-covid-19
6.     André Salem Szklo. Asociación entre tabaquismo y progresión a complicaciones respiratorias graves en pacientes con Covid-19, Revista Brasileira de Cancerología. V. 66 n. 2 (2020): abril / mayo / junio. DOI: https://doi.org/10.32635/2176-9745.RBC.2020v66n2.974